ES087.19 Adelbrost
Regiones Huérfanas
87.19 Mi nombre es Adelbrost, hijo de Apol y Adela. Mi pueblo me ha elegido como conde sobre las Lindawaarden. Por eso quiero expandir este libro, como mi madre lo propuso.
Después de que mataron al Magi y se restauró Fryasburgo, se debía elegir una Madre. En vida, la Madre no había propuesto a una sucesora. Se buscó su última voluntad, pero no se encontró en ninguna parte. Siete meses después se convocó una assamblea general y fue en Groningen, porque eso limita con las Marcas Sajonas. Mi madre fue [088] elegida, pero no quería ser Madre. Ella había salvado la vida de mi padre, por lo que se habían enamorado y ahora querían unirse.
Muchos querían convencer a mi madre, pero ella dijo: “Una Madre Honorable debe ser tan pura de corazón como brilla por fuera y tan suave con todos sus hijos. Y porque yo ahora amo a Apol sobre todas las cosas en el mundo, no puedo cumplir con eso”. Así habló y decidió Adela. Pero las otras damas de burgo sí querían ser todas Madres.
Cada región presentó su propia dama y no quiso ceder. Por eso no se eligió a nadie y el Reino permaneció huérfano. Eso explicaré:
Ljudgeert, el comandante militar que murió recientemente, fue elegido cuando la Madre aún vivía, aparentemente en nombre de todas las regiones, por amor y confianza.
Le tocaba vivir arriba en la gran granja de Dokhem[1]. Y cuando la Madre aún vivía, se le rindieron grandes honores allí, porque siempre había un ir y venir de mensajeros y jinetes de lejos y cerca, más de lo que nunca se había visto antes. Pero ahora estaba solo y abandonado, porque todos temían que se pondría por encima de la ley y gobernaría como los reyes esclavos. Además, cada jefe regional creía que hacía lo suficiente [089] con vigilar su propia región y uno no cedía nada al otro.
Con las dama de burgo fue aún peor. Cada una se jactaba de su propia sabiduría y si un conde hacía algo sin consultarla, sembraba desconfianza entre él y su gente.
Si había una disputa que involucraba a varias regiones y se le había pedido consejo a una dama, las demás afirmaban que ella había hablado en interés de su propia región. Con tal comportamiento, causaron división entre las regiones y aflojaron la alianza tanto que los pueblos de las diferentes regiones ya no se concedían nada y por nimiedades se consideraban extraños.
Eso solo benefició a los Gola y los Trowiden[2]. Nos quitaron toda la tierra hasta el río río Escalda y al Magi lo hizo hasta el rió Weser.
Cómo pudo suceder eso, lo explicó mi madre, lo que llevó a que se escribiera este libro, aunque he perdido toda esperanza de que nos traiga algún beneficio. Por lo tanto, no escribo con la ilusión de que con eso recuperaré o conservaré el país. Lo considero imposible. Escribo solo para las generaciones futuras, para que puedan entender mejor cómo nos perdimos y para que todos aprendan de esto que cada mal engendra su propio castigo.
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