ES093.18 Flecha Envenenada
Una flecha envenenada alcanza a Adela
93.18 El segundo escrito:
Quince meses después la última Asamble General era el Mes de la Amistad o Winnemaand[1]. Todos se entregaban a un gozo y alegría despreocupados y nadie tenía nada mejor que hacer que perseguir su placer. Pero Wralda iba a demostrarnos que la vigilancia nunca debe relajarse.
Cuando la fiesta estaba en pleno apogeo, se levantó una niebla y envolvió nuestras tierras en una espesa oscuridad. El placer huyó, pero la vigilancia no quería volver. Los vigilantes de la playa se habían alejado de sus fuegos de emergencia y no se veía a nadie en los caminos de acceso. Cuando la niebla se disipó, [094] el sol brillaba entre los agujeros de las nubes hacia la tierra. Todo el mundo salió de nuevo aclamando y vitoreando. Los jóvenes pasaron cantando, con fragantes ramas floridas[2] que enriquecían el aire con su encantador aliento. Pero mientras todos allí se bañaban en el bienestar, nuestra traición había desembarcado, con caballos y jinetes. Como todos los males, habían sido ayudados por la oscuridad y ahora nos acechaban por los caminos del bosque de tilos.
Doce niñas con doce corderos y doce niños con doce terneros pasaron frente a la puerta de Adela. Un joven sajón montaba un búfalo salvaje que él mismo había capturado y domado. Estaban adornados con todo tipo de flores y los vestidos de lino de las niñas tenían un ribete dorado del Rin.
Cuando Adela salió de su casa al sendero, una lluvia de flores cayó sobre su cabeza. Todo el mundo aclamó con fuerza y los cuernos de viento de los niños bramaron por encima de todo. ¡Pobre Adela, pobre pueblo! ¿Cuánto tiempo más durará la alegría?
Cuando el largo cortejo desapareció de la vista, un grupo de jinetes magiares galopó directamente hacia la casa de Adela. Su padre y esposo todavía estaban sentados en el banco del porche, su hijo Adelbrost estaba de pie en la puerta.
Cuando vio [095] el pánico de sus padres, agarró su arco de la pared y disparó al jinete delantero. Este sucumbió y se desplomó en la hierba. El segundo y tercer jinete corrieron la misma suerte. Mientras tanto, sus padres habían agarrado sus armas y se lanzaron temerariamente. Los ladrones casi los habrían atrapado, pero ¡allí llegó Adela! En el burgo había aprendido a manejar todas las armas. Medía siete pies de largo, al igual que su garrote[3]. La blandió tres veces sobre su cabeza y cuando aterrizó, un jinete cayó al suelo. Llegó otro grupo de ladrones doblando la esquina del camino, todos los cuales fueron muertos o capturados. Pero ya era demasiado tarde. Una flecha había alcanzado a Adela en el pecho. ¡El taimado Magi!
La punta estaba envenenada y de eso murió.
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