ES019.08 Comunidad
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Leyes para la Comunidad
[019/08] Leyes Generales
- Todos los hijos de Frya nacen de la misma manera. Por lo tanto, también deben tener los mismos derechos, ya sea en tierra o en agua, o en cualquier lugar que Wralda provea.
- Todo hombre puede pedir la mano de la esposa de su elección, y toda hija puede responder ofreciendo su copa de bienvenida a quien ama.
- Cuando un hombre ha tomado esposa, se les da una casa y un patio. Si no hay ninguno, debe construirse.
- Si ha ido a otra aldea por una esposa y desea permanecer allí, deben proporcionarle una casa y un patio, así como el uso libre de los bienes comunes.
- A todos se les proporcionará una parte de tierra detrás de su casa como patio. Nadie puede tener una parte delante de su casa, y mucho menos una parte circundante. Solo a alguien que haya realizado una acción valiosa en beneficio del bien común se le puede dar tal cosa, y su hijo menor puede heredarla. Pero después de eso, la aldea debe recuperarla. [020]
- Cada aldea poseerá tierras comunes según sea necesario, y el alcalde se asegurará de que todos fertilicen y nutran su parte asignada, para que quienes vengan después no sufran escasez.
- Cada aldea puede tener un mercado para comprar, vender o intercambiar. Todas las tierras restantes se reservarán para la agricultura y los bosques. Pero nadie talará los árboles sin consentimiento común y sin el conocimiento del guardabosques, ya que los bosques son de uso común. Por lo tanto, nadie puede poseerlos.
- La aldea no puede cobrar cargos de mercado que excedan una doceava parte de los ingresos, ni a los lugareños ni a los extraños. Y la porción del mercado no puede venderse antes que las otras mercancías.
- Todos los ingresos del mercado deben dividirse anualmente en cien partes, tres días antes del Día de Yule.
- El gobernador y sus ayudantes recibirán veinte partes de las mismas; el juez del mercado y sus ayudantes cinco partes, diez partes para el propio mercado; la Madre del Pueblo una parte y la madre regional cuatro partes; la aldea diez partes, y los pobres —es decir, los que no pueden trabajar— cincuenta partes.
- A los que vienen al mercado se les prohíbe estrictamente [021] practicar la usura. Si alguno lo hiciera, las doncellas están obligadas a darlos a conocer en toda la tierra, para que nunca sean elegidos para ningún cargo. Porque esa gente tiene corazones codiciosos. Para acumular riqueza, traicionarían a todos; al pueblo, a la madre, a sus parientes y, en última instancia, a sí mismos.
- Si algún hombre está tan corrompido que vende ganado enfermo o mercancías dañadas como sanas, el juez del mercado lo expulsará y las doncellas lo denunciarán en toda la tierra.